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viernes, 29 de abril de 2011
La magia de ser mala
¿Quién recuerda a la protagonista buena de un film?
Nadie.
Pero todos recuerdan a la mala de la película y la telenovela. Apuesto a que nadie recuerda quién era la madre abnegada de “Atracción Fatal”- era Anne Archer- , pero todos recuerdan que la mala era el papel de Glenn Close . Hay reality shows que le deben su rating a que todo el mundo se queda mirando qué hará la mala del grupo. Todo malo tiene un cierto punto de provocación que ameniza cualquier relación humana. Por eso se han convertido en invitados habituales de los programas de la televisión, donde ejercen el rol de polemistas. Si hace falta un alborotador, hay que llamar un malo, que te llena el programa de audiencia. Es que la mayoría de las veces los malos tienen razón. Que alguien diga las cosas que la mayoría piensa pero no nos atrevemos a pronunciar causa admiración. Ser brutalmente honesto siempre es una cualidad, aunque no sea políticamente correcto. Estar en permanente rebeldía con el mundo siempre vende, en cualquier ambiente, y en espacial en el artístico. Mick Jagger o Axl Rose no hubieran llegado a la fama como chicos buenos, sino que deben sus logros a la pinta de hampones que tienen. Uno le presta más atención a los malos, porque está inconscientemente en guardia de qué cosa terrible nos harán, si nos atacarán, nos insultarán o qué .Los ídolos del rap y el reggaetón también aprovechan la fascinación del mundo por los malos. Yo no quisiera encontrarme con Daddy Yankee o Don Omar en un callejón oscuro. En la ficción, siempre hacen más impacto los personajes de malas que de buenas. En la tele, las malas tienen el mayor rating. ¿Qué sería de una telenovela sin la mala? El relato más insípido y aburrido del mundo: a nadie le pasaría nada y sería todo igual; "Pásame la sal", "Qué grande está el niño", etcétera, etcétera. ¿Quién se molestaría en seguir una historia sin una mala? Al final, la mala de la película siempre termina siendo el personaje más interesante, y en cierto modo lo lamentamos cuando la matan o la llevan presa.
Hace un tiempo, una actriz protagonizó una obra de teatro donde trataba de reivindicar la maldad. Tuvo muy escaso público porque ella no lograba convencer al auditorio de su maldad y, por más que se esforzaba en parecer perversa, no lo lograba. Lo que demuestra que no es nada fácil ser mala. Será cuestión de practicarlo. Especialmente para tener éxito entre los hombres. Los hombres adoran a las mujeres que los maltratan. A los hombres lo único que hay que demostrarles es que son tus esclavos. Cualquier otra cosa es un error.
. En cualquier telenovela, la mala es la que no descansa un segundo, y vive pergeñando maldad tras maldad, para hacerle la vida imposible a la heroína . Las chica buena suspira, llora, sufre, mientras la mala hace y deshace imaginando planes a cual más maquiavélico. Ahora bien… ¿nosotros seguimos la novela para ver los suspiros de la buena o para ver qué nuevas tretas planea la mala? Aunque no queramos reconocerlo, la estrella siempre es la mala, es quien mantiene el interés de la trama…¡la única que trabaja en toda la novela!.
Ser mala es un trabajo que lleva esfuerzo, y hasta produce la ternura de saber lo esforzadas e incomprendidas que son los malas.
Al fin y al cabo, para ir contra las normas hay que tener el coraje suficiente como para hacer las cosas al estilo propio, sin miedo de ser expulsado del grupo.
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