viernes, 9 de septiembre de 2011

LAS MUJERES, según David Mamet , dramaturgo

Los hombres en general esperamos más de las mujeres que de nosotros mismos. Tenemos la impresión, basada en demostraciones constantes, de que las mujeres son mejores, más fuertes, más veraces que los hombres. Podéis considerarlo sexismo, o sexismo invertido, o lo que queráis, pero tal es mi experiencia. La gobernadora de mi estado se negó a enviar la Guardia Nacional a América del Sur, un acto que exigía auténtico valor y convicción. No esperaba menos de ella. Y creo que los hombres suelen sentirse tranquilizados por la presencia de mujeres en cargos hasta ahora exclusivamente masculinos. Tengo la sensación de que una gobernadora, piloto de líneas aéreas o doctora será menos propensa a sufrir distracciones que un hombre, y me siento agradecido por ello. ¿Acaso no hay mujeres malas? Sí. Ya he citado antes el caso de las «productoras». Sé que hay mujeres delincuentes, pues trabajé durante algún tiempo en una cárcel femenina. Las presas solían llorar mucho, cosa que me pareció una respuesta muy apropiada a la situación; en general, me parece que las mujeres suelen ser más conscientes que los hombres de lo que ocurre a su alrededor. Con el paso de los años, he llegado a confiar por completo en la capacidad de mi esposa para juzgar el carácter de las personas, y estoy empezando a confiar en la capacidad de mi hija para valorar correctamente una situación. El otro día, mi hija se clavó una astilla en el pie. Yo fui en busca de unas pinzas, me acerqué y me detuve delante de ella, y entonces ella comenzó a llorar ruidosamente. «¿Por qué lloras?», inquirí. «Ni siquiera te he tocado todavía...» «Estás pisándome el pie», contestó ella. ¿Podemos ampliar esta imagen de las mujeres con astillas en los pies, y los hombres, sus supuestos salvadores, aumentándoles el malestar?

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