miércoles, 23 de marzo de 2011

Brujas caprichosas


Algunas mujeres aprenden de pequeñas que si te encaprichas lo suficiente, y la gente acaba temiéndole a tus berrinches, consigues lo que quieres . Y de pequeñas aprenden que a veces no importa que quieras obtener algo , sino que lo que interesante es ver como al gente reacciona a tu caprichos, al punto de que haces con ellos lo que quieres. Ejemplo de esto es Estefanía que nació única mujer de una familia con cuatro hermanos varones. De chiquita despreciaba a las muñecas y jugaba a la pelota como un varón más, porque percibió- como tantas únicas hermanas mujeres entre hermanos hombres – que ser varon era más prestigioso que ser mujer. De grande, se identificaba más con el padre que con la madre, y siguió la carrera de médico del papá. Cuando sus hermanos se fueron poniendo de novios, ella estaba muy alerta para saber que cuñada buscaba complacerla y cual no. Y empezó a tejer redes de poder entre las dos cuñadas que le decían a todo que si, dejando de lado a las otras dos que se negaban a ser sus lacayas.Como las que no la soportaban se mantenían lejos de ella, ella se encargaba de que nadie las llamara a la mesa cuando la familia se reunía a comer , de que nadie les anunciara eventos grupales, y de que recibieran las peores ubicaciones en el teatro, en la mesa y hasta en la casa de verano, donde las cuñadas que no simpatizaban con ella dormían en el garaje . Una vez, en un picnic familiar, Estefanía hizo ininteresante experimento para comprobar hasta dónde llegaba su poder. Con la mesa puesta un almuerzo para doce personas (vajilla, copas, jarras, botellas, cubiertos, todo) se quejó de que la mesa estaba al sol y que había que cambiarla de sitio. Sin chistar, todos se levantaron para correr la mesa entera a un sitio de sombra. Cuando instalaron todo allí, y ya estaban todos acomodados y comiendo, ella dijo que sentía frio y hacia viento, que había que volver a poner la mesa al sol, y todos se levantaron para volver a poner al mesa entera al sol a su gusto, sin una queja. Todo el tiempo hacia pruebas de este tipo. Una noche un hermano llego con unos pollos asados para todos, y ella dijo q çue no se le antojaba pollo sino pizzas, y le ordeno a otro hermano que comprara pizzas y que nadie tocara los pollos. Nadie protesto y todos acataron. Estefanía se casó tres veces cambiando su marido cada vez por otro con más poder que el anterior. Hoy en día tiene un alto cargo en un hospital privado, unos doscientos empleados, un chofer particular y tres mucamas que la obedecen como ella necesita ser obedecida.

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