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martes, 22 de marzo de 2011
¿ De qué hablamos cuando hablamos de brujas?
Desde pequeñas hemos escuchado cuentos que hablan de brujas malas y temibles, que están solas, odian a los niños y tiene poderes temibles.
Lo que se nos pasó por alto es que las brujas se ríen mucho, suelen estar acompañadas por otras mujeres en divertidos aquelarres, y se la pasan viajando, porque vuelan a todas partes con su escoba. No le teman a nada, salen mucho a la noche, suelen tener un gato y conoce todas las recetas para hacer pócimas mágicas.
Mientras las princesas de los cuentos se quedan dormidas esperando que llegue el príncipe azul, (que de tan aburrido que es, ahí se da por terminado el cuento), la brujas se divierten .
Mientras que Cenicienta y Blancanieves se la pasan fregando casas ajenas como sirvientas, las brujas hacen lo que se les da la gana y se divierten mucho descubriendo cosas en su bosque, su cueva o su laboratorio secreto, rodeadas de objetos mágicos como bolas de cristal, calderos burbujeantes y espejos que todo lo ven.
Hasta han dicho que se metamorfosean en animales, bestias y otras cosas. Las brujas desconocen la rutina: son seres mutantes, poderosos y libres. No hay ningún hombre que les de órdenes y no le temen a la soledad.
A medida que pasa el tiempo, toda mujer se da cuenta que ser princesa es aburrido, ser hada buena es mal negocio, y que los príncipes azules no existen, o engordan y se vuelven mandones, depresivos o infieles.
Al final, las brujas la pasan muchísimo mejor que las princesas sometidas.
Una bruja poderosa disfruta de la vida como se le da la gana, no anda resolviéndole los problemas a todo el mundo, disfruta de su guarida desordenada, llena de velas y objetos mágicos, junto a sus gatos (tan autosuficientes como ella) y no anda acicalándose esperando que algún tonto de paso la venga a rescatar – mejor dicho, secuestrar- con su caballo blanco para llevarla a barrer el castillo ….¿Barrer? ¿Qué es eso? ¡Si la escoba está para volar!
Las brujas no odian a los niños: simplemente se valoran ellas mismas…porque un vez criados, los niños ya harán sus propias vidas
Las brujas no hacen pócimas venenosas: conocen el elixir de la vida plena, el licor de la alegría, las tisanas de la calma, los ungüentos del amor y el jugo del entusiasmo…
Las brujas no son solitarias: simplemente son independientes y no se le cuelgan al cuello a ningún hombre para que las recate del tedio que se le impone a las mujeres.
Las brujas no son malvadas, sino que no nacieron para estar al exclusivo servicio de los demás y no se dejan dominar.
Las brujas no odian a los hombres: ellas exploran la vida tan intensamente que solo comparten sus aventuras voladoras con quienes se animen a disfrutar de la vida al estilo salvaje de la bruja.
Y fíjate que la bruja no es joven: generalmente es una vieja muy sabia. No se la ve quejándose del dolor de piernas, de que los nietos no la visitan, ni de lo poco que le pagan de jubilación. Para ser una señora mayor, la bruja tiene una vejez fascinante y divertida.
Conclusión: más vale ser una bruja feliz que una princesa deprimida.
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