viernes, 13 de mayo de 2011

Nota en El Espectador de Bogotá


Parece que hay un complot internacional para mancillar la palabra “feminista”. Ya quedó tan mal parada en el inconsciente colectivo que habría que inventar otro término. Si hablas de feminismo sale de inmediato el chiste fácil, te preguntan con una sonrisa burlona ¿no serás feminista? —dice Ana von Rebeur: humorista, escritora, argentina, hoy en Bogotá— Hay que dejar una cosa clara: el feminismo no odia a los hombres, odia el patriarcado.

A ella, escritora del libro Todas brujas. Las ventajas de ser mala, su madre, Nives, le advirtió alguna vez que mostrarse inteligente ante los hombres podía ser contraproducente, porque se asustaban; que procurara decir “sí” a cualquier petición de ellos; que al género masculino había que “masajearle” el ego. Era una cosa muy sometida. Todas somos nietas o bisnietas de analfabetas.

En mis libros trato de transmitirles a mis lectoras eso: tú ya sabes cuándo es el hombre equivocado, toda mujer lo sabe, pero insiste en quedarse ahí por no quedarse sola, por tener un hijo, porque el reloj biológico está corriendo.
Ella volaba y escribía y dibujaba, estudiaba psicología, estudió algunos semestres de química. Entre viajes y amigos fugaces conoció en Madrid a la esposa de un dibujante humorístico, que también era amiga de otros dibujantes argentinos que se habían exiliado en España en la época de la dictadura. Gracias a ellos, y con ellos, publicó sus primeros dibujos en las revistas Humor y Sex Humor. Para ese entonces era Dalila, su firma. Luego empezó a escribir columnas, crónicas de viajes, libros —que hoy suman más de 30—. Algunos títulos: ¿Por qué cuernos me engañaste?, Todo lo que tenés que saber sobre la infidelidad, ¿Quién entiende a los hombres?, Los hombres vienen flojos, Leyes de Murphy sólo para Mujeres.

El último, que se lanzó esta semana en la Feria del Libro de Bogotá, describe las ventajas de ser mala. Esta es la descripción del libro que aparece en la solapa: Ana von Rebeur se preguntó durante toda su vida por qué una mujer “femenina” es dócil y abnegada; por qué para ser “buena” debe postergar siempre sus deseos para priorizar los de los demás; y por qué a una mujer autónoma, osada y segura le dicen “bruja”.

¿Cómo ser bruja en siete pasos? Primero: saber lo que necesitas. Segundo: cambiar de actitud. Tercero: practicar maldades. Cuarto: desconéctate de todo lo que te impide ser tú misma. Quinto: ante la duda, dí que no. Sexto: cuida tus deseos. Séptimo: busca un antídoto por cada cosa que te haga feliz. ¿Cómo saber si eres demasiado buena? ¿Cómo ser exitosamente mala? Ana von Rebeur también tiene la respuestas.

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